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Cómo encender la pasión

Cómo encender la pasión

Quien diga que no quiere más pasión en su vida que me pase la receta porque yo no sé cómo se viva sin pasión. Bueno, miento. Sí que lo sé.

¿Cómo encender la pasión? Por más de un mes he estado buscando mi pasión interna para armar este texto y nomás no, nada. Claro, porque me había apegado a lo definido por el diccionario mental que yo misma me he creado. O sea: mi talón de Aquiles.

Como en otros textos que ya he compartido, la claridad sobre lo que me apasiona en la vida ha sido una constante — falta— en mi vida. Porque en mi cabeza el apasionado de su carrera es aquel cuya primer palabra (ok, quinta palabra) sea: “¡abogado!” y desde entonces se ha enfocado en obtener el título y la carrera tal.

Es decir, nada de lo mío.

Pero hace unos días, en un taller de coaching con empresarios descubrí algo sobre mí: yo soy pasión.

De adentro hacia fuera

Intensa, me dicen. ¿Cómo negarlo? Esa señora que habla con las manos, se emociona con la posibilidad, arranca fuego en sus explicaciones, hace gestos con las manos y la cara (y por eso tanta arruga) soy yo. Hablo fuerte, soy escandalosa, me río a todo y no, no soy discreta. Lo entendí.

Esto se transfiere a muchas cosas y, la verdad, no lo había relacionado con la pasión laboral. Con la pasión de vida.

El tema que se trataba en ese momento era el que los empleados se sintieran parte importante del equipo y de la empresa, ¿cómo lograrlo? ¿Cómo hacer para que, por ejemplo, se pueda realizar exitosamente un proyecto cuando cada pieza necesaria se encuentra en un sitio distinto?

Hace falta un líder que tenga pasión.

El ejemplo

En mi propia experiencia, el ponerse la camiseta de una empresa o equipo de trabajo tiene que ver con creer en lo que haces; que ESO a lo que te dediques sea congruente con tu YO real. No, no es necesario que el domingo estés brincando de emoción porque, ¡yupi!, viene el lunes y a chambear… no. Tiene que ver con que creas que lo que haces tiene el valor necesario para ti, que cumple con tus propios valores personales y tu equipo es confiable y cumplido, que se preocupa y te preocupa.

Desde pequeña me han dicho que soy una líder y pues no entendía bien a qué se referían. Pero luego me di cuenta qué buena vendedora era de edredones (que vendía una amiga) porque creía que tener uno les iba a cambiar el sueño a mis amigos y eran una gran oportunidad económica.

Me di cuenta que vender algo en lo que yo creía era fácil (ojo, que no cerrar el deal ni cobrar, eso es otra cosa), ya sean medias o bolsas. Que contar de algún lugar que amo o de una persona que estimo me hace el mejor RP del sitio o proyecto, ¡porque creo en él!

Así yo solita me pongo la camiseta y veo que los otros, al verme, se contagian.

La pasión se contagia. Quieren más.

Mi último equipo de trabajo cumplía a la perfección porque sabían que yo le entraba igual a los golpes: pedía y cumplía. Es más, hasta exigía que estuvieran descansados y felices en sus vidas personales porque yo también lo necesitaba (y buscaba).

Pasión, descubrí entonces, no tiene que ver tanto con tener la claridad vocacional a temprana o cualquier edad, tiene que ver con hacer algo, vivir algo y contagiar. Con tener esa energía congruente que hace que solito se venda.

La cobranza, repito, es otra cosa. Esa tengo que trabajarla aún. Ja.

Pasión laboral o de vida

Ajá, suena fácil, pero ¿qué es eso que puede hacernos reaccionar y contagiar así? ¿Cómo saberlo si aún no… lo sabes?

En un artículo para Physhology Today Susan Biali nos muestra una metodología sencilla para descubrirlo, consiste en cinco pasos:

pasión en la vida

1.-Haz un inventario de talentos

Ve en lo que sí eres bueno. Típicamente nos fijamos en lo que nos falta, pues ahora haz todo lo contrario: ¿qué haces fácilmente? ¿Qué es eso que te chulean tanto?

Es un primer paso para encontrar tu pasión.

2.- Mira en los otros lo que te gustaría tener

Ajá. Reconocer qué nos pone verde de envidia o eso que te hace gritar de rabia: ¿¡cómo se atreve a hacer tal cosa?! Ya saben, el típico “lo que te cocha te checa”. Piensa qué tanto de eso que criticas secretamente envidias. Otro paso para reconocer quién eres, más allá del “deber ser”.

3.- Tú en la infancia

¿Qué era lo que adorabas hacer cuando eras niña o niño? Es un gran indicador de pasiones reales que no estaban “teñidas” de lo que la sociedad esperaba de ti.

4.- Cuando el tiempo se va como agua

¿Existe algo que no quieres que acabe, nunca? Ya sea bailar, servir de terapeuta, apoyar a los más necesitados, enseñar a tejer (je, je, je) o hacer tu propio video de YouTube en el que juegas a hacerla de VJ? Eso que te gusta tanto que hasta gratis lo harías (¡o pagas por hacerlo!) es un inequívoco indicador de que ahí “hay carnita”.

5.- Haz de tu búsqueda de pasión una aventura divertida

Nos urge, ¡queremos todo para YA! Pues no, a veces no siempre se puede. Pero se trata de probar y sí, es posible que nos equivoquemos en los intentos, pero si le echamos corazón y alegría, ¡nunca será un desperdicio!

Creo que al hacer las cosas con una sonrisa e intensidad (lo siento, ¡esta es mi virtud!) la gente sí se contagia. Y se une, te sigue. Se ponen la camiseta. Así que piensa a quién quieres seguir, qué quieres vender o si tú mismo o misma eres el/la mejor vendedora/vendedor de algo.

Ahí justo está la pasión.



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