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La edad de los no cursis

La edad de los no cursis

Cuando era más joven (más, todavía) veía a las parejas de “adultos maduros” (ahora les llamaría “mis contemporáneos”) tomados de la mano y pensaba: “qué lindo seguir enamorados a esas alturas”.

Pasó el tiempo y, no sé si les sucede a ustedes, pero parece que nunca alcanzo esa edad prometida: cuando se es grande. Yo sigo sintiéndome casi veinteañera y no lo digo por la energía (sad but true) o el cabello sin canas sino por la actitud en la vida. O, corrijo: me siento sin edad. Timeless, ageless.

Así que sin importar la edad, sigo dando besos de enamorada en la calle, tomando a mi pareja de la mano, diciéndole cosas cursis (cursísimas) todo el tiempo y ¡me encanta! No siento que haya llegado a la edad límite para ello. ¿Edad límite, dije? ¿Será que hay alguna?

La última soltera

Recuerdo perfecto la sesión de fotos de Carrie Bradshaw vestida de novia en la película Sex and the City. La editora de Vogue le dice que la edición se llamará “la última soltera”. Carrie le dice: “Difícilmente soy la última soltera”, a lo que Enid responde: “No, pero cuarenta es la última edad en la que puedes ver a una mujer fotografiada en un vestido de novia sin parecer una freak (algo así)”. Carrie se saca de onda y le dice: “Pensé que era la edición de Súper estilo a cualquier edad”. Finalmente, Enid dice: “Estilo, sí, novia, no”. (Come on! Gary Oldman se casó en agosto de 2017 y le propuso el matrimonio a su mujer en el set de The Darkest Hour… vestido de Winston Churchill.)

Ahora regrésense a sus tiernitos 20s y piensen en sus mamás y tías (mayores) cuarentonas vestidas de novias. Seguro les hubiera parecido rarísimo. Pues yo ya estoy en esa década y es cierto: hace mucho que no veo a una contemporánea pompona, esponjada y en crinolinas. ¿Sería raro?… Ni me lo imagino. O quizá sí, pero no lo digo en voz alta.

Pero vuelvo a mí misma siendo cursi, que tiene todo que ver con lo anterior. El amor tiene etapas, no es que se niegue, pero ¿qué sucede cuando el amor llega a esa edad en la que pensabas “qué chido que siga” y ni por la mente pasaba “qué chido que a penas llegue”?

Creo que en los discursos de la vida cotidiana, en los guiones de películas y en las novelas que consumimos debería de haber una que otra mujer a la que le llega un pelín más tarde el amor y está feliz y plena… y no como la tía solterona resignada a que ya nada más le sucederá en la vida, para que una no se sienta rara, caray (actualización: Jane Fonda acaba de hacer este papel). Bueno, pero, ¿habrá gente que se limita, autocensura y detiene “por la edad”? ¿Hombres y mujeres que ya no se atrevan a tener una sesión subida de tono en el auto, a darse un beso en público porque “ya no es adecuado”?

Parece que este blog se está volviendo repetitivo con el tema de la edad (¿se acuerdan cuando hablaba de la soltería?), porque ya hablamos de las minifaldas en las cuarentonas y de canas en diversas ocasiones. Pero es lo que es. Cuarentonas, enamoradas, cursis, haciendo cosas que parecerían ser exclusivas de adolescentes, muchas de nosotras no nos limitamos, no nos comportamos. Eso se los dejamos a las señoras (y señores) -tonas que “a esa edad” ya se les olvidó lo que es sentirse así. ¡Y qué pena por ell#s!

 



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