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No más excusas: 5 pasos hacia un cuerpo firme

Es tiempo. Cada parte de mi cuerpo me lo dice… bueno, en realidad me lo grita. Ok, no caaaada parte, pero sí muchas de ellas; mis brazos, mi trasero, y ni comienzo a hablar de lo que me urge un buen entrenamiento para abdominales…

Necesito hacer ejercicio.

Yo era de esas que cuando me daban ganas de ejercitarme me tumbaba en el sillón hasta que se me quitaban. Pero el tiempo pasó y llegó el punto en el que ya no había asiento que fuera lo suficientemente cómodo y decidí hacer algo que me inspirara. El Yoga llegó a mí.

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Después de dos años y medio puedo decir que no sólo me inspira hacer asanas y estirarme como si no hubiera mañana, ¡es una necesidad! Mi grupo es divertido, unido y, la verdad, me siento increíble al salir de la clase.

Pero, ¿es suficiente?

Cumplí 40 y la realidad me golpeó: estoy en la década en donde ya no hay marcha atrás, si no me aplico, las consecuencias se notarán muy pronto. No queda de otra: ya tengo que buscar algo más para marcar mi cuerpo (y quemar algo de grasa).

Así que en un ejercicio de honestidad conmigo misma pensé en lo que realmente puedo hacer para tonificar y mantener firme mi cuerpo y salió esta lista. Únanse a mí.

Cinco pasos hacia un cuerpo firme

  1. Sé realista sobre tu vida tal como es y los cambios que sí realizarás. Por ejemplo, no voy a comprar el paquete súper completo –y carísimo— de un club porque no voy a pasar mi vida entera en un gimnasio; así que tres días a la semana es un promedio adecuado para mí.
  1. No te endeudes. Una cosa es querer tener un cuerpo firme y saludable y otra cosa es ser irracional: ya tienes compromisos monetarios. Creo que todos hemos visto anuncios de, por ejemplo, los gimnasios Smart Fit que ofrecen instalaciones modernas y nuevas por precios que sí podemos pagar; seamos listos en nuestras inversiones.
  1. Piensa en la comodidad. No te busques un gym a dos horas en auto porque ¡no vas a ir! Encuentra una sucursal ya sea cerca de tu oficina o tu hogar para que sí cumplas con tus metas.
  1. Asesórate. Ve al lugar de tu elección y pide que te enseñen las instalaciones. Habla con la gente que ande por ahí y asegúrate de que sea un lugar serio ¡y limpio! Y con serio me refiero a que las máquinas estén en buenas condiciones, que los entrenadores estén preparados y comprometidos y que te den factura (por ejemplo).
  1. ¡Aguanta el periodo de adaptación! Esa “te la digo Juan para que la escuche Pedro”. Y yo soy Pedro, por supuesto. Al principio nos va a costar mucho adquirir el hábito de hacer esas horrorosas abdominales o correr en la banda mientras nos aburrimos viendo telenovelas. ¡No renuncies! A mí me costó un par de meses “convencerme” de ir a cada clase de Yoga. ¡Pero ahora no lo cambio por nada!

Cuando nos empeñamos en algo es probable que obtengamos el resultado que perseguimos. La cosa es tomar la decisión y ¡hacerlo sin pretextos!

Ya les cuento en un par de meses si me decidí, mis brazos han cambiado o si sigo viéndome como la chica del video. ¡Deséenme suerte!



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