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¿Saboteas tu relación de pareja o es cosa de suerte?

¿Saboteas tu relación de pareja o es cosa de suerte?

“Qué manera de sabotear una relación, Cristina”, me dijo. No me gustó. Y sé que tiene razón, que me he saboteado una y otra vez… pero, creo que lo que más me molestó fue que me cargó mucho peso. ¿Fui la única que saboteó la relación? No.

Nosotros y nuestros malditos miedos.

Sólo que ahora en lugar de negarlo, decidí trabajar en él. En el miedo. En las historias que me cuento y en las creencias que tengo. Las creencias que vienen de mi historia familiar y que me hacen ir por la vida esperando tal cosa, reaccionando de determinada manera y, definitivamente, colaborando a que el asunto se arruine. Estas creencias que muchas veces ni siquiera veo pero que inconscientemente son las que me manejan.

Claro, no fue lo único que contribuyó a que este particular caso no funcionara, no. Pero ahí estuvo, muy presente. Estúpidamente presente.

Me harté. Miedo paralizante, casi asfixiante, ¡me tienes harta! Te declaro la guerra. Quiero acabar contigo.

Historia y terror

¿Qué tanto influyen las creencias de casa en nuestra relación de pareja? ¿Qué tanto interviene el miedo en ella?

No soy la única que veo los miedos (en mí y en los otros) y estas historias con las que nos fuimos formando y gracias a las cuales nacieron las creencias en las que nos regimos para reaccionar de ciertas maneras en la vida. En la relación de pareja.

Así que abrí la conversación en mi Facebook y obtuve puntos de vista enriquecedores, que me hicieron pensar.

cómo quitarme el miedo

“¡El miedo es lo peor! Miedo a que te dejen, a cagarla, a que no te conteste, a que no sabes qué chingados le pasa, etc. A que si lo dejas ¡nadie más te va a querer!, pffff… Tremendo, terrible y agotador”, dice Natalia.

“No puedes relacionarte sanamente con alguien (ningún tipo de relación, no sólo de pareja), si hay miedo de por medio”, interviene Rodrigo. Y un punto básico en esta frase es la palabra “sanamente”.

“Como medio preventivo es funcional, pero cuando te paraliza ya no. Ahí lo que se puede hacer es trabajar hasta llegar a la raíz del miedo para desde ahí poder resolverlo,” comparte Mónica, la psicóloga.

Arte, por ejemplo, hasta que no sanó la relación con su padre no pudo establecer una relación a largo plazo. Qué importante es la manera en que creamos este vínculo con el mundo: a través de mamá y papá.

Y lo que vemos en casa.

El ex de Mónica F. tenía terror de que una mujer dependiera económicamente de él porque “su mamá quedó viuda muy joven, tuvo que estudiar y trabajar y nadie de su familia la apoyó. El mayor miedo de él era morirse joven como su papá y dejarme viuda, porque juraba que mi familia me iba a dejar morir sola.” Este hombre transfirió sus miedos a su relación de pareja y, la verdad, no tenía nada que ver con ella.

Generalmente no tiene que ver con el que está frente a nosotros sino con el que está frente al espejo.

“Todo lo aprendido de tu núcleo familiar afecta la manera en la que te relacionas con los demás pues la familia es el primer vínculo que tenemos como seres humanos. Si el apego se da de manera ambivalente, inseguro o dominante, ten por seguro que habrá miedos de por medio”, comparte Fa.

“Se llama programación primaria y genera la percepción que se tiene acerca de aquello que crea y que destruye nuestro entorno emocional”, apunta Cheryl, en relación a lo que vemos en casa. Así, vamos por la vida con esas gafas.

Como dice Irma, “las creencias familiares influyen en las relaciones de pareja y en otras cosas más, están presentes en muchos ámbitos en los que nos desenvolvemos.”

“Las creencias familiares se convierten siempre en introyector, y el peligro es que son conceptos, costumbres que te tragas sin digerir. Por tanto están en ti sin que seas realmente consciente de ello”, aporta Cyn.

“Estamos criados con base en creencias de diversas índoles y la crianza es un factor importante, mas no determinante en el concepto de vida que nos vamos formando. Todo eso contribuye a la definición de pareja que nos formamos y por lo tanto, el cómo nos relacionamos”, interviene Ana. Es la idea de “amor” que mamamos. ¿Golpes es amor? ¿Falta de respeto es amor? ¿Sin libertad o apego puede haber amor?

El marido de Sue viene de una familia en donde hay apego y ella siempre ha sido muy libre, motivo de conflicto en algunas ocasiones, ya que él cree que así tiene que ser la manera de relacionarse, mientras que ella creció de otra forma. A veces ni cuenta nos damos.

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Ah, las lealtades, el repetir historias familiares también nos pone el pie. Si no lo trabajas con ayuda profesional, es muy probable que generación tras generación siga viviendo situaciones similares, hace ver Azul. En cuanto al miedo, ella cree “que toma un papel fundamental en el éxito o fracaso de una relación. A partir de este sentimiento tomamos decisiones que no son nada benéficas; por miedo al abandono abandonamos o somos asfixiantes… ¿Miedo al rechazo, al no ser aceptado mostrándote tal cual eres?, entonces te pones máscaras que sólo aguantas un tiempo determinado pero tu Yo siempre sale y ahí empiezan los conflictos.”

Los miedos nos paralizan, como menciono al principio. Yo lo acabo de vivir. Tenía que enfrentarme a hablar sobre mis emociones y no pude. Un dolor en el pecho me detuvo, junto con un nudo en la garganta. La otra persona ni cuenta se dio, pero no pude y lo vi.

“También por los mismos miedos no creemos que la persona con la que estamos nos ame o nosotros l@ amemos como se debe.” ¿Qué tan conocido les suena esto que comenta Libertad? Si bien no existe una definición tal cual de “cómo se debe” tenemos la propia. La creada por lo que vimos (o no) en casa. “Nuestro primer contacto con una relación de pareja son nuestros padres y es por eso que luego caemos en los mismos patrones que ellos o que nuestras parejas se parecen a ellos. Así como nuestro padre/madre es nuestro primer amor y por eso inconsciente buscamos parejas como ellos, también la relación entre ellos dos y/o sus otras parejas es nuestro punto de comparación sobre nuestras propias relaciones.” O bien, buscamos lo contrario conscientemente pero quizá inconscientemente no. Y en lugar de sanarlo, lo confundimos. Y vamos buscando una mamá y cuando no la encontramos, alejamos a esa persona que podría habernos dado algo increíble. Pero no era mamá, entonces mejor nos vamos.

“El miedo juega un papel muy importante en la relación porque indica desde dónde partes para tomar tus decisiones. También influye mucho en cómo tomas las cosas, por ejemplo qué tanto amor te permites recibir.  La seguridad en ti misma/mismo también se puede ver afectada por el miedo y esto, claramente afectará cualquier tipo de relación que tengas.” Casi me hace llorar Sabina. Porque no nos creemos dignos de ser amados, ¡no aceptamos que nos amen porque no lo merecemos!

¿De dónde salió esto? ¿Quién nos lo dijo? ¿Podemos remediarlo?

Tere apunta que con respeto y amor todo se puede superar. Y estoy de acuerdo.

“El miedo afecta una relación, las inseguridades… hay mucho tipos de miedos, creo que hacen que tu relación no sea sana y lidiar con una persona con miedos, cansa y lleva a terminar. El amor también se cansa.” Tiene toda la razón Liv.

¿Qué hacer con ello? ¿Dejar que el amor se canse una y otra vez?

Dice Teresita, “el miedo afecta tanto como uno lo permita”. Y se deja de permitir al verlo, al enfrentarlo, al reconocerlo y entonces, superarlo. Si no lo ves, ¿cómo puedes resolverlo?

“Nuestra interacción social va relacionada con los miedos a la pérdida o el rechazo, con una carga fuerte en lo social y tal vez muy directamente a la relación de pareja. Y dependiendo de la madurez emocional de cada persona, varía en qué tanto se aferran o no a ellos, o los enfrentan. Si realizan un trabajo personal con una base científica y asesoría profesional, tendrán diversas herramientas para conocer su valía como persona y aportación en la interacción humana, lo que generará relaciones con acuerdos honestos, con mayor integridad (más que con elementos de miedo: ocultar e interpretar), dispuestos a hacer el no fácil trabajo de realmente comunicarse, compartir información, escuchar, evaluar y llegar a un acuerdo sin imposiciones sino con un pensamiento de ganar-ganar.” Comenta Vane.

Y justo aquí viene algo que muchas veces hacemos: interpretar. ¿La interpretación viene del miedo o de la ignorancia? ¿Viene de, justo, las historias familiares que nos dieron creencias y por lo tanto, los miedos?

Finalmente tenemos que seguir andando, aterrados o valientes. Yo voy a veces de una manera, otras, de otra, pero lo que no quiero es dejar de andar. De experimentar. Y de tratar de entender.

Espero para la próxima estar más abierta y lista. Con esas herramientas más desarrolladas y, entonces, pueda tener frente a mí a alguien así (o mejor).

Si somos lo que elegimos ser, hay que aprender a observarnos y ver de dónde viene todo esto. Insisto, es el primer paso. Con uno se comienza.

Buen viaje, señor miedo. Ya no lo quiero más.



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