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Vanidad me caes bien (y a veces no tan bien)

Vanidad me caes bien (y a veces no tan bien)

Por Laura Alvarado en la edición #YoPeco de #Las8delasbloggers

La vanidad es una manifestación de arrogancia y de soberbia; al escuchar la palabra solemos asociarla a la belleza, a una persona que se mira demasiado al espejo y entonces creemos que tiene que ver con la imagen de la persona.

¡Maldita vanidad!

Suelo creer que es la culpable de que los conductores no cedan el paso; nos vuelve ciegos y malagradecidos, nos quita la visión de sociedad.

La vanidad no sólo impacta sobre cómo nos vemos, sino cómo queremos que nos vean y cómo nos sentimos. Más allá de la imagen de espejo, es factor importante del marketing y las ventas, utilizado por los grandes publicistas para incentivar la compra del consumidor, únicamente por lo que te sugiere la publicidad de un producto: sentirte ganador, sexy, iluminado, bello, exitoso.

Todos queremos ser exitosos

Impacta también en nuestro trato hacia los demás. Durante la juventud, te mal aconsejan para hacerte creer que estás por encima de los demás y los errores de la vida suelen ser los encargados de ponerte en tu verdadero lugar (ya sueno como viejita ¡pero es así!).

La maldita vanidad es culpable de tantos atropellos sociales, causal de que no se permitan cambios sociales benéficos para nuestro país porque estamos envueltos en un mundo de peleas de vanidad políticas.

Ser el mejor, ser único

Pero no ser vanidoso no tiene por qué ser del todo negativo.

No sé cuándo empecé realmente, supongo que en la infancia al ver a mi mamá admirarse y criticarse frente al espejo. Quizá porque me muevo en este mundo glamoroso del maquillaje y el estilo, convivo con celebridades, conductores y personas que usan su imagen para trabajar. Debo confesar que es un imán, el círculo donde te mueves impulsa tus acciones hacia ese sentido, así que, en mi estilo de vida, es natural. Aunque también tengo la sospecha que se potenció durante ese periodo complicado de divorcio y reencuentro conmigo misma.

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¡Bendita vanidad!

¡Oh!, bendita vanidad. Confieso que se convirtió en mi motor para retomar el ejercicio a mis 30 años y me ayudó a deshacerme de una relación tóxica y disfuncional. El cambio me vino tan bien, que fue impactando positivamente en mi autoestima.

A mis casi 41 años, la vanidad ha sido promotora de mis más grandes hazañas deportivas, incluso me ayuda a superar el frío antes de nadar y la flojera para ponerme los tenis y salir a correr. Me impulsó para cambiar de trabajo y ganar más dinero.

 

¿Soy vanidosa? Seguro que sí

Después de años de relación amor-odio, la domé y la convertí en mi aliada. Ella me susurra e invita a rizarme la pestaña, ponerme las cinco cremas antes de dormir, a cuidar mi alimentación e invertir en mi persona.

Se alimenta de halagos que, a decir verdad, como a cualquiera, me vienen muy bien. Así que decidí usarla a mi favor, me ha impulsado a mejorar en mi trabajo y como persona. Me ayuda a compartir mi conocimiento con otros y tal vez me susurre un poco al escribir este texto.

Hoy les hablo maravillas de la vanidad, pero ella y yo no siempre fuimos tan amigas; me destrozó varias veces en el probador; me sugirió desear ser otra persona, me llevó al consultorio de un cirujano plástico, me mal aconsejó en relaciones pasadas, me hizo hacer a un lado a personas que realmente me importaban.

¿Te das cuenta? La vanidad es tan positiva o negativa como el miedo puede llegar a serlo. Depende de ti, de la forma cómo la atiendes y administras, del poder que le das y qué tanto la escuchas. Es un mal necesario, que forma parte de nuestra naturaleza humana y que puede ser usada a tu favor.

Úsala para competir contigo mismo, aprender nuevas disciplinas, alcanzar nuevos objetivos, desarrollarte personalmente; úsala para sentirte bien y llenarte de energía positiva. Deséchala cuando te hace sentir mal, cambia tu actitud y te genera acciones autodestructivas.

Conviértela en positiva, ilumina tu vida, siéntete cómodo, sé feliz.

Laura Alvarado es maquillista profesional, YouTuber y bloguera. Además, de una mujer muy generosa y divertida. Encuéntrala en su Twitter, YouTube y Facebook.

 

¿Otro pecadillo más? ¿Qué tal si repasamos el PECADO de la PEREZA. ¡Échale un ojo a lo que Irma tiene que decirnos aquí!

las 8 pereza

 

 



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