La vida real | Reseñas | Recomendaciones

¿Y si decimos nuestra edad?

¿Y si decimos nuestra edad?

Existe una costumbre añeja que nos pega en especial a las mujeres de la generación X y Millennial: quitarnos los años. 

Es terrible y un pecado eso de envejecer por lo que hay que permanecer de 33 años por toda la existencia, cual Jesucristas. Pero no, la verdad es que no nos quedamos ahí, el tiempo pasa y sí, envejecemos. Aunque cueste trabajo.

En este espacio ya hemos hablado mucho del famosísimo edadismo (discriminación por la edad) y esas cosas, pero hoy quiero plantear algo más sencillo: ¿y si decimos abiertamente nuestra edad? Como un acto político, de protesta. 

Un día platicando con una de mis mejores amigas que ya está por llegar a los 59 años, me dijo que sus amigas le tenían casi casi prohibido decir su edad, ya que si, la gente de Facebook que tienen en común la leían a ella, se enterarían de que ellas también ya estaban cerca de los 60, porque compañeras de la prepa. 

Ella se negó y, aquí entre nos, me dice que ella que no se quita la edad es la única que no tiene achaques y que sigue tan saludable como cuando tenía 30, mientras que las otras ya tienen problemas “aquí y allá”.

Así que quitarnos la edad no nos hace más jóvenes. 

Además, necesitamos role models. Necesitamos mujeres que sean mayores que nosotras con las que nos identifiquemos y sepamos que sí se puede: sí se puede ser una mujer plena a cualquier edad, sí se puede estar a gusto en tu piel, sí se puede lucir distinta a la imagen “decadente” que nos dijeron que las mayores de 35 tendríamos… Sí se puede. 

Por eso, amigas, hay que decir nuestra edad, hay que abrazarla y permitirnos ser más sabias también. 

Justo les voy a dejar el episodio de un podcast muy bueno que se llama “Wiser than me” en el que la actriz Julia Louis-Dreyfus entrevista a mujeres “más sabias que ella” y hablan de diversas cosas. Les quiero dejar el de la REINA Jane Fonda. Está en inglés, tengo que advertir, pero creo que se puede entender bastante en general si tienes un conocimiento intermedio de este idioma. 

Disfrutemos cada etapa ¡sin vergüenza! Sorprendiéndonos de cada cambio, de cada cana, incluso ¡de cada dolor que sintamos por envejecer! Entonces podemos unirnos en este proceso natural en el que, como dice Jane, “hagamos las paces con nuestro cuerpo”. Es definitivamente un gran aprendizaje. 

Imagen de Freepik



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *